Esta tarde les compartiré mi punto de vista de lo que es y no es una persona sencilla. Así me siento identificado una persona sencilla.
El ser sencillo, es aquel que no necesita nada extraordinario para poder sentirse vivo y feliz, con su sencillez y presencia todo lo ordinario lo va transformando en extraordinario.
Para un ser sencillo, vivir la vida se convierte en una gran aventura, sabe que de cada momento todo lo que necesite lo podrá encontrar dentro.
El ser sencillo va aprendiendo a aceptar todo lo que hay en cada momento, y sacar siempre algo creativo de ello. No lo hace bajo ninguna presión, no es sumiso.
Tiene su propia inteligencia, la única y auténtica, que la cual lo va descubriendo en su interior. Sabe, que intentar aclarar lo difuso complica cada vez más el aclarado.
Sabe, que es mejor dejar que las partículas se regalen y se caigan al fondo por su propio peso. El ser sencillo, no es aquel que dice sí por quedar bien ante los demás. No es aquel que baja la cabeza cuando le dan una limosna. No es aquel que vive en una cueva con harapos y en condiciones sobre humanas intentando escapar de el mundo o de sí mismo.
Ser sencillo aunque los complejos lo mal interpreten, no significa ser pequeño, conformista o apagado.
El ser sencillo es todo lo contrario. Es un emperador de su inmenso imperio interior, no necesita conquistar ningún otro imperio para sentirse útil o valeroso.
Descubrir su propio imperio le consume todo su tiempo. Su manera de vivir es compartir todo lo que va descubriendo. Su vida va tomando forma, los colores son más intensos, lo que antes parecía muerto se le va resucitando.